26 JUL 2020 | Aniversario

El recuerdo, a 101 años de su nacimiento

La muerte de Eva Perón: cómo vivió su enfermedad y sus últimos días

Evita falleció el 26 de julio de 1952, a los 33 años. Cómo fue su lucha hasta el final, según el testimonio de su médico personal, el Dr. Jorge Albertelli.

En 1950, Eva Duarte de Perón fue operada erróneamente de apendicitis. Algo andaba mal. Pero los médicos no lograban precisar qué le ocurría a la primera dama, que experimentaba decaimiento y pérdida de peso.-

Los estudios (tardíos) realizados al año siguiente arrojaron un diagnóstico alarmante. Evita padecía cancer de cuello uterino. Su estado de salud constituía un verdadero secreto de Estado y requería un prEn ese marco, el 21 de septiembre de 1951, el ginecólogo Jorge Albertelli fue convocado para el trabajo más difícil de su vida: curar a la esposa del presidente. Tras ver el informe de biopsia, aceptó y se mudó durante tres meses a la residencia presidencial. Casi cuarenta años más tarde, en 1994, publicó Los "cien días" de Eva Perón. Allí reveló detalles desconocidos de la enfermedad, pero también de su relación con una mujer tan vulnerable como imbatible. "¿Qué me dijeron sus ojos?  Una dulce e infinita tristeza", escribió sobre la primera consulta. Según el historiador Félix Luna -a cargo del prólogo-, la crónica encierra el "inconfundible sabor de la verdad". Albertelli fue quien explicó a Perón que Eva padecía "un cáncer cuyo punto de partida está en el cuello del útero". "Cuando el diagnóstico se hace tempranamente, existe un porcentaje de curaciones. No es el caso. La presencia de células malignas en la luz de las venas hace presumir que en un futuro no lejano se produzcan metástasis. Es sabido que la virulencia del tumor es mayor cuanto menor es la edad", detalló. Pese a lo difícil del cuadro, el ginecólogo creía que la obligación era luchar. Por eso, sugirió la aplicación de radium -para detener el crecimiento del tumor-, intervención quirúrgica y terapia de rayos X. El primer mandatario estaba abatido. Le pidió que hiciera todo lo que estuviera a su alcance y enfatizó la importancia de Evita "como compañera, como amiga, como consejera y como punto de apoyo leal en la lucha". El 27 de septiembre de 1951 se colocó el dispositivo radioactivo (radium).

Al día siguiente, una noticia sorprendió al Gobierno: el General Benjamín Menéndez procuró impulsar -sin éxito- un golpe de Estado. Pese que debía guardar reposo absoluto, Evita decidió responder con un discurso en Radio Nacional. "Me admiró la energía física y psíquica que desplegó esa mujer en un día traumático como ése, revelando una convicción intensa en sus ideales", reflexionaba Albertelli. Según él, Evita no era una paciente dócil y siempre estaba preocupada por la situación política, lo cual incluso le generaba insomnio. A pesar de su anemiaanorexia y dolores, no abandonaba completamente la actividad. El 15 de octubre de 1951, mientras estaba en cama, publicó su famoso libro autobiográfico La razón de mi vida. Dos días después, participó del acto por el Día de la LealtadSu esposo la sostuvo de la cintura, mientras brindó su más emotivo discurso. "Tengo con ustedes una deuda sagrada. Y no me importa si para saldarla tengo que dajar jirones de mi vida en el camino. (...) Si este pueblo me pide la vida, se la daría cantando", afirmó. Albertelli observaba un "ambiente palaciego" en torno a la salud de la primera dama, lleno de intrigas, ambición y calumnias. Debido a la presión de uno de sus ministros, el General Perón decidió convocar para la cirugía al oncólogo norteamericano George Pack. El asunto se manejó con total reserva. Nadie tenía que enterarse, ni si quiera la propia Eva, quien pensó que la operaría Ricardo Finochietto. La cirugía se realizó en el Hospital Policlínico de Avellaneda, el 6 de noviembre. Albertelli no quedó conforme. En primer lugar, afirmó que Pack era un cirujano general (no ginecológico), sin nuevas ideas para el caso. También criticó el procedimiento, así como el instrumental. "En resumen, una operación discreta, menos que buena", escribió. Aunque aceptaba -viendo los resultados posteriores de los estudios- que a esa altura ya nada podía hacerse. A cinco días de la intervención, llegaron las elecciones generales​, las primeras desde que se sancionó el sufragio femenino. Otra vez desoyendo las recomendaciones, Eva pidió una urna para votar -y así lo hizo- desde la cama del hospital. Además comenzó a dictar su último libro (póstumo), titulado Mi mensaje. A los pocos días llegó una noticia que Albertelli denominaría la "sentencia de muerte": se encontró una metástasis a nivel del hilio ovárico, que probablemente se había producido por vía venosa. Evita nunca fue notificada y continuó su tratamiento de rayos. El 31 de diciembre de 1951, luego de casi cien días junto a ella, el ginecólogo abandonó la residencia presidencial. Aunque se definía "apolítico" y criticaba muchas cosas del peronismo, tomó cariño y admiración por su paciente. Las últimas líneas del libro resumen sus pensamientos: "Al despedirme, le auguré pronta recuperación total y éxito en la gestión política.  Sentí en ese momento una extraña tristeza.  Al ir caminando pensaba que dejaba a mis espaldas a una joven mujer, cuyo porvenir veía tintes muy sombríos, trágicos".

El 1° de mayo de 1952, la primera dama habló por última vez desde el balcón de la Casa Rosada. Falleció pocos meses después, el 26 de julio de 1952.-

 

Secretaria del Honorable Concejo Deliberante de General Viamonte.

Presidencia Defendente Jorge.-